Al Jueves Santo de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, el mejor calificativo que se le puede dar es el de monumental. Un día en que se conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos. Con la Misa vespertina comienza el Triduo Pascual. El Monumento se caracteriza por una extraordinaria belleza, es el lugar donde se custodia la Sagrada Forma, el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Siguiendo una tradición secular, se exhibe en los principales templos las mejores piezas de orfebrería en honor al Cuerpo consagrado de Cristo: andas, sagrarios, frontales, cantoneras, columnas, etc., entremezclándose con el centelleo de los cirios y la belleza de las flores. La tradición de la orfebrería en La Laguna data del 1640, alcanzando su apogeo, a lo largo del siglo XVIII. San Cristóbal de La Laguna fue el núcleo más importante y original de la orfebrería y la platería del Archipiélago. La ciudad era muy visitada por muchos orfebres, los cuales dejaban su influencia. Así, con el tiempo los oriundos fueron ganando prestigio en la calidad de sus obras. Los motivos usados por los artistas canarios fueron, fundamentalmente, del barroco sevillano, mejicano tardío y portugués.
Fue en La Laguna donde nació y se desarrolló un arte genuino, perviviendo durante siglos hasta nuestros días. A pesar de la desamortización del siglo XIX, nuestras iglesias y conventos siguen conservando un conjunto de obras que testimonian la calidad y riqueza artística, sin duda uno de los legados más bellos de Canarias.
Imágenes de Rigoberto Rodríguez Fernández de los monumentos de: Convento de Santa Catalina, La Concepción. Santuario del Cristo de La Laguna, Convento de Santa Clara y Parroquia de Santo Domingo